A lo largo de los años se han atribuido múltiples beneficios a los caldos de huesos. Recientemente, estos se han difundido más, haciéndolos muy populares, gracias a su gran valor nutricional. Se considera que forman parte de una dieta global variada y equilibrada, un hábito alimenticio sano, ya que aportan muchos nutrientes y son una rica fuente de colágeno.
Como dato curioso, las recetas más antiguas del mundo son las de sopas. Como ejemplo, se han encontrado ollas de hace más de 15000 años, en China. Por lo tanto, ya sea por el colágeno que pueden aportar o por el resto de nutrientes, tomar caldos de huesos es una excelente opción.
Otro dato es que existe el colágeno tipo I, que es el que encontramos en más alta concentración en el caldo de huesos. No obstante, si se prepara un caldo de huesos de ave, como puede ser el pollo, es del tipo II.
El colágeno tipo I es el que encontramos en los tendones, en el tejido conectivo, en la piel, en los cartílagos y en huesos, así como parte de la protección de las paredes del intestino.
El colágeno tipo II es el que se encuentra en el sistema articular, el de las fibras elásticas del cartílago. Aunque también lo encontramos en los huesos.
Aunque hay que tener en cuenta que en la actualidad lo que tiene más importancia no es exactamente el tipo de colágeno, sino los péptidos que lo componen, así como la cantidad que se ingiera para actuar en las diferentes partes del organismo.
Beneficios para tu salud
1.- Contiene muchas vitaminas y minerales: el caldo hecho con huesos contiene gran cantidad de minerales como calcio, magnesio y fósforo, que son esenciales para mantener unos huesos y dientes fuertes. También contiene muchos otros nutrientes como vitaminas, aminoácidos y ácidos grasos esenciales. Es considerado un superalimento que ayuda a tener una piel de bebé, mejora el sistema inmunológico, cardiovascular, muscular y hasta el intestinal.
2.- Beneficia el aparato digestivo: nuestro estado de salud depende en gran medida de la salud de nuestro sistema digestivo. La gelatina de los caldos hechos con huesos promueve una digestión más saludable. Esta bebida puede ser beneficiosa para personas con problemas de permeabilidad intestinal.
3.- Podría ayudar a revertir la inflamación: los aminoácidos en estos caldos ayudan contra la inflamación, por eso consumirlos podría ayudar a la protección contra enfermedades.
4.- Contribuye a mejorar las articulaciones: los aminoácidos presentes en el caldo hecho con huesos ayudan a mejorar la salud de las articulaciones y su consumo podría ayudar a rebajar los síntomas de artritis.
5.- Ayuda con la pérdida de peso: el caldo hecho con huesos, por lo general, es muy bajo en calorías, además la gelatina que contiene aumenta la sensación de saciedad. Tomar caldo con regularidad puede ser útil para reducir la ingesta de calorías.
6. Promueve la hidratación: es una fuente de hidratación eficaz, ya que contiene agua y electrolitos. Mantenerse hidratado es esencial para una función digestiva adecuada.
Así que a sacar tus mejores ollas y preparar la receta que a continuación te compartimos:
Ingredientes:
- Huesos de ternera, 1 kg.
- Espinazo de cerdo, 500 g.
- Hueso de jamón, 1 unidad.
- Alitas de pollo, 500 g.
- Manitas o rabitos de cerdo, 2 unidades.
- Oreja de cerdo, 1 unidad.
- Cebolla, 1 unidad.
- Ajoporro, 1 rama.
- Zanahoria, 2 unidades.
- Apio, 2 ramas.
- Perejil fresco, 6 ramas.
- Laurel, 2 hojas.
- Vinagre de manzana, 1 cucharada.
- Pimienta negra en grano, 1 cucharada.
- Sal.
Paso 1
Lava bien todos los huesos en agua fría para eliminar cualquier residuo.
Paso 2
Pela la cebolla y las zanahorias y corta en pedazos grandes. Lava las ramas de apio y el ajoporro, y los trocea también.
Paso 3
En una olla grande, coloca todos los huesos, las alitas de pollo, las verduras, el perejil, la pimienta en grano y el laurel, y añade agua fría hasta llenar la olla, una cucharada de vinagre de manzana y sal al gusto, pero sin excederse, pues de ser necesario, al final se puede ajustar el punto de sazón. Debe haber suficiente agua para cubrir los huesos por completo.
Paso 4
Llevar el agua a ebullición a fuego alto y, una vez que hierva, reducir el fuego para mantener un hervor muy suave. El caldo nunca debe hervir a borbotones.
Paso 5
Cada cierto tiempo retira con cuidado cualquier espuma o impureza que se forme en la superficie del caldo. Esto ayudará a que el caldo quede más limpio.
Paso 6
Cocina el caldo a fuego lento durante un mínimo de 4 o 5 horas, preferiblemente hasta 8 horas. Cuanto más tiempo cocinemos el caldo, más sabroso quedará.
Paso 7
A medida que avanza la cocción, se puede ir añadiendo agua si vemos que se evapora demasiado rápido. Se deben mantener los ingredientes cubiertos en todo momento.
Paso 8
Pasado el tiempo de cocción, probar y, si es necesario, rectificar de sal; retirar la olla del fuego y dejar que se enfríe un poco. A continuación, colar el caldo usando un colador grande para separar el líquido del resto de elementos. Es importante ‘estrujar’ bien todos los sólidos para extraer todo el caldo.
Paso 9
Deja enfriar, retira la capa de grasa que se haya formado en la superficie y ya tenemos nuestro caldo de huesos listo para guardarlo en envases bien cerrados en la nevera o en el congelador.
Debido al colágeno, este caldo se cuajará como si fuera gelatina, es algo completamente normal. Para consumirlo, solo hay que calentarlo y volverá a estar líquido. Puede utilizarse para preparar sopas o beberse tal cual, pues de las dos formas es sabroso y nutritivo.